El aeropuerto de Lleida-Alguaire no tiene un gestor que le quiera
El aeropuerto de Lleida-Alguaire fue noticia no hace muchas semanas cuando las autoridades catalanas asistieron a su inauguración. No era para menos, ya que es la primera instalación de estas características impulsada por el gobierno autonómico fuera del régimen gestor del ente estatal de Aena. Para celebrar la buena nueva, el presidente de la Generalitat, José Montilla, realizó un viaje atípico: fletó un avión Airbus A320 de la aerolínea Vueling para volar desde El Prat hasta el aeropuerto de Lleida-Alguaire. Fue la primera polémica. Luego, el vicepresidente de la Generalitat, Josep Lluís Carod-Rovira, llegó, se hizo la foto e hizo que un helicóptero le fuese a buscar para no perder un vuelo desde El Prat que le debía llevar a África. Nueva polémica. Apenas dos semanas después, esta infraestructura, que ha costado a las arcas públicas más de 97 millones de euros, vuelve a ser noticia, aunque por otros motivos.
Tiendas con las persianas cerradas, cintas transportadoras paradas, paneles de información a medio rellenar y escasa actividad en las pistas es la estampa que tienen las instalaciones de Lleida-Alguaire. No deberían ser factores que describan el día a día de un aeropuerto, pero ésta es la realidad de la primera instalación aérea impulsada por la Generalitat: de momento, sólo cuenta con un vuelo directo hacia París, operado por la aerolínea Vueling, y con el interés mostrado por la irlandesa Ryanair.
“El caso del aeropuerto de Lleida-Alguaire es descriptivo de lo que ocurre en los aeropuertos españoles: se apuesta más por el diseño que por la rentabilidad futura de la instalación. Lo importante debe ser ayudar a que las empresas inviertan para gestionar aeropuertos con demanda suficiente para garantizar su futuro”. Así se pronuncia un directivo catalán de una multinacional concesionaria de infraestructuras a la hora de explicar qué ha podido motivar que el primer aeropuerto financiado por la Generalitat se haya quedado, en primera instancia, sin una empresa privada que esté interesada en gestionarlo.
Un concurso sin compañías
El concurso abierto por la Generalitat para abrir la gestión a la empresa privada ha quedado desierto. Y todo ello después de que el consejero catalán de Obras Públicas, el socialista Joaquim Nadal, asegurara el pasado mes de noviembre que cinco grupos “estaban muy interesados” en gestionar la instalación: Abertis, Cedinsa, Ferrovial, Aéroports de Paris (ADP) y la australiana Bovis. El mismo directivo consultado asegura que dos han sido los principales escollos que han contribuido a que las empresas no acudan al concurso de gestión del aeródromo leridano.
El primero es la condición de invertir 20 millones de euros, mientras que el segundo es la imposición de un canon anual de 2,2 millones que el concesionario debería pagar a la Administración catalana. El hecho de que el concurso haya quedado desierto supone que Aeroports Públics de Catalunya, la sociedad creada por la Generalitat para planificar la política aeroportuaria del gobierno catalán, reciba el mandato por parte de la Consejería de Política Territorial y Obras Públicas de modificar las condiciones del contrato.
Fuentes de la Generalitat confirman a El Confidencial que el gobierno catalán “reformulará en las próximas semanas las condiciones del concurso para convocarlo de nuevo con cláusulas diferentes para atraer la atención del sector privado en la gestión de Lleida-Alguaire”. Sin embargo, aseguran que “si a pesar de los cambios el concurso vuelve a quedar desierto, la gestión podría ser pública y recaer en manos de la sociedad Aeroports Públics de Catalunya”, con el consiguiente coste para las deficitarias arcas de la Generalitat que ello supondría. Fuentes del sector aseguran a este diario que la principal interesada en gestionar la infraestructura, Abertis, estaba en contra de aceptar las condiciones de inversión y del canon anual a la Generalitat antes de ver si el aeropuerto genera la suficiente demanda para atraer aerolíneas y ser rentable en un plazo de cinco años.
Para compensar la primera negativa que ha recibido la Generalitat a la hora de encontrar una empresa que gestione el aeropuerto, el gobierno catalán ha optado por las ayudas públicas. Ryanair y Vueling recibirán 1,6 millones de euros al año de la Generalitat por operar vuelos desde el aeropuerto. Durante el primer año, estas dos aerolíneas no pagarán ninguna tasa al aeródromo. La subvención será desembolsada por la Generalitat (900.000 euros al año) y por la Diputación de Lleida (700.000 euros). Los aeropuertos de Reus y de Girona también reciben ayudas del gobierno autonómico para sostenerse: casi 4 millones de euros anuales en Reus y 5,6 millones en Girona se destinan a la promoción de rutas y a publicidad para atraer turistas.
Fuente: www.elconfidencial.com
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